A pesar de que es en verano la época en que un mayor número de peregrinos decide hacer el Camino de Santiago, la realidad es que las rutas jacobeas acogen a numerosas personas en todas las épocas del año.
Si estás pensando hacerlo próximamente, o quieres informarte para hacerlo cuando mejore el tiempo, aquí os apuntamos una serie de cuidados podológicos que sin duda os ayudarán a conseguir alcanzar vuestra meta y evitar ampollas y lesiones.
CONSEJOS ANTES DE EMPEZAR EL CAMINO DE SANTIAGO
En primer lugar hay que evitar estrenar calzado en el Camino. Aunque sean unas zapatillas de deporte muy cómodas no es recomendable calzárselas por primera vez antes de realizar una caminata tan larga. Si lo hacemos, el nuevo calzado nos puede provocar rozaduras.
Los calcetines deben ser 100% algodón y sin costuras para que los pies puedan transpirar y se mantengan secos. Es importante que los calcetines nunca estén húmedos, para mantener secos los pies y estar bien colocados en relación al calzado para evitar la formación de ampollas”. Además, recuerdan que es fundamental llevar tres o cuatro pares de calcetines de repuesto por si es necesario cambiarlos durante la ruta según el estado de humedad de los pies.
CONSEJOS ANTES DE CADA ETAPA
Hidratar convenientemente la piel (preferiblemente por la noche antes de acostarse).
Si se padece hiperhidrosis o exceso de sudoración, deben usarse productos secantes específicos para los pies (tipo polvo), entre el pie-calcetín y el calcetín-calzado.
El corte de uñas debe hacerse de forma recta.
En caso de helomas, hiperqueratosis, hongos o papilomas, se debe acudir al podólogo.
RECOMENDACIONES PARA EL TRANSCURSO DEL CAMINO DE SANTIAGO
No experimentar. Usar calcetín y zapatilla habitual.
La zapatilla ideal es la que se adapta a la estructura del pie. A veces es preferible andar o correr con una zapatilla más pesada pero con mayor amortiguación y sujeción.
Humedad y calor posibilitan la aparición de ampollas. Hay que intentar que los calcetines estén siempre secos. Si es necesario, llevar otro par de repuesto.
Si se producen ampollas o rozaduras, hay que colocar un apósito para evitar una posible infección.
CONSEJOS PODOLÓGICOS PARA DESPUÉS DEL CAMINO DE SANTIAGO
Lavar los pies con agua jabonosa templada.
Sumergir los pies en agua fresca con líquidos y geles relajantes, para aliviar el calentamiento de los pies.
Estirar minuciosamente toda la musculatura del pie.
Movilizar todas las articulaciones del pie, masajeándolo, sobre todo, por la zona de la planta.
Si aparecen lesiones, tratarlas adecuadamente acudiendo al podólogo.
Esperamos que con estos consejos evitéis problemas en los pies durante el Camino de Santiago y que podáis disfrutar de la gran experiencia que supone el peregrinaje a Santiago de Compostela.
El Podólogo en Casa
Camino de Santiago