4 falsos mitos de la abuela sobre el cuidado de nuestros pies
Eso de aplicar remedios caseros, en algunos casos, puede estar muy bien. Al fin y al cabo, se usan ingrendientes naturales, generalmente inocuos, basados en la observación, la experimentación y la tradición. Pero, como sucede en cualquier otro ámbito, no siempre funcionan en el cuidado de nuestros pies.
De vez en cuando, la ciencia somete a revisión algunos de estos remedios de la abuela que o bien se demuestran eficaces, bien acaban siendo desechados. Puede que no te hagan perder mucho dinero pero, si no quieres perder tiempo, deséchalos.
Mitos sobre el cuidado de nuestros pies
La única solución que puedes darle a estos y otros problemas del pie, pasará por ponerte en manos de un especialista. Su delicadeza se basa en que soportan diariamente todo el peso de tu cuerpo, por lo que conviene que des a esta parte del cuerpo.
¿Agua y sal para las durezas?
Mejor no te sometas a un lavado así con altas expectativas, porque sentirás decepción. Este mito recurrente en el cuidado de nuestros pies no deja de ser eso, un mito, que, como mucho, dejará sensación de descanso por el uso de agua caliente. Cuando los pies se sequen, las durezas seguirán molestando como si nada.
¿Talco para el olor?
Usemos la lógica. Primero, identifiquemos la fuente del mal olor: las bacterias. Estas no se eliminan con polvos de talco, que sí pueden absorber algo de sudor. Sin embargo, el mismo efecto de menor sudoración se puede conseguir con unos calcetines transpirables, sin tener que ponerlo todo perdido.
¿Ajo para los hongos?
Este viejo y poco contrastado método para el cuidado de los pies se basa en restregar ajo sobre la zona afectada, con idea de que eso reduce a los rebeldes hongos. Pero no. La ciencia no ha demostrado ningún efecto del ajo en nuestros pies. Los hongos se tratan con antimicóticos.
¿Y yogur natural?
Para el mismo problema, los hongos, has podido oír lo de untar un poco de yogur natural, dejar actuar y aclarar. Aunque funcionaran (que no lo hacen), ni el yogur ni el ajo pueden penetrar allá donde se encuentran los hongos. Tampoco este remedio vale, por lo tanto, para el cuidado de nuestros pies.
El podólogo en casa
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