Elegir el calzado para los niños es de gran importancia, en especial, los pies en crecimiento de los más pequeños requieren especial atención. La misión del calzado para niños que todavía no caminan es únicamente el abrigo, no la sujeción. Cuando comienzan a andar es indispensable que permitan el movimiento de las articulaciones del pie. Se deben respetar la fisiología, la biomecánica y, en definitiva, la lógica del cuerpo humano.
Hay que ser especialmente cautelosos en el tramo que va de los 3 hasta los 7 años porque es cuando los más pequeños maduran la marcha hasta equipararla a la de los adultos y comienzan a realizar actividades físicas, por lo que será importante utilizar un zapato resistente, con buena sujeción y flexible. Junto a esto se recomienda revisar a menudo que el tallaje no ha quedado pequeño porque cada 3 meses el pie crece entre 7 y 8 milímetros y es necesario controlarlo porque los niños no suelen darse cuenta de que el zapato les aprieta porque sus dedos son muy elásticos y pueden comprimirse sin provocar dolor
RECOMENDACIONES A LA HORA DE ESCOGER EL CALZADO PARA LOS NIÑOS
El zapato debe llegar hasta debajo de los huesos laterales del tobillo y en el caso de las botas, deben ser lo suficientemente flexibles como para permitir el movimiento completo de la articulación del tobillo.
La plantilla del zapato tiene que ser plana y flexible. Un calzado para los niños sano debe ser plano y con muy poco tacón para favorecer el equilibrio y salvaguardar las piernas y la espalda. Además, ha de ser lo suficientemente ancho por delante como para permitir a los dedos abrirse y moverse con libertad.
Se recomienda adquirir un calzado fabricado con materiales naturales que permitan la transpiración de los pies como, por ejemplo, la piel o el cuero. El modelo más adecuado es un zapato que se adapte y sujete bien al pie que disponga de cordones o velcro en el empeine. Las chanclas, zuecos o marquesitas no son recomendables porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso obliga a los dedos a un trabajo extra de “agarre” innecesario.
A pesar de haber elegido un calzado correcto, hay que tener en cuenta que los zapatos y zapatillas deben utilizarse sólo unas horas del día. Es recomendable que en casa los pies estén libres y será suficiente utilizar un calcetín antideslizante o zapatilla de estar por casa, si no existe alguna contraindicación.
Hay que probarle el zapato al niño con los calcetines puestos y vigilar que haya un espacio de 0,5 a 1,5 cm entre su dedo más largo y el calzado. Después, se presionará en la punta por la parte superior para ver si los dedos la rozan y, si es así, significará que el calzado es demasiado pequeño. El mejor momento para probar el calzado es al final del día, cuando los pies del niño están más hinchados. Es recomendable que al ponérselo se ponga de pie, de manera que cargue su peso sobre los dos pies, y comprobar que es adecuado.
No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con el objetivo de que el niño pueda utilizarlo durante más tiempo. Si el zapato no es justo su talla podría alterar su forma de caminar o crearle ampollas o laceraciones.
Por último, hay que tener en cuenta que las enfermedades más comunes por el uso de un calzado para los niños inadecuado son: deformidad de los dedos y uñeros (por la utilización de un calzado corto y estrecho), tendinitis aquílea y bursitis en la exóstosis de haglund (a causa de un contrafuerte demasiado rígido), dolor en la planta del pie y talalgias (como consecuencia de una suela rígida), micosis, verrugas o eccemas por las dishidrosis al utilizar materiales sintéticos.
El Podólogo en Casa
Calzados para los niños